Hematofobia o fobia a la sangre: causas y tratamientos

George Alvarez 18-10-2023
George Alvarez

En la vida cotidiana, corremos el riesgo de sufrir pequeños accidentes, como un corte o una caída, que provoquen hemorragias. También es rutinario hacerse un análisis de sangre como revisión. Para algunas personas, lidiar con la sangre es normal y forma parte de la vida cotidiana. Sin embargo, para otras, el simple hecho de ver sangre es motivo de pánico. Por eso, hoy vamos a hablar de la hemofobia o fobia a la sangre .

Significado de hemofobia

En resumen, la hemofobia, como su nombre indica, es el miedo exagerado a ver sangre propia o ajena. Esto sucede porque, en estos casos, ver sangre viva se relaciona con algo negativo. Así, puede significar un trauma vivido en la infancia, cuando el niño presencia un accidente grave. También puede estar relacionado incluso con la muerte de alguien.

Por eso, cuando alguien que sufre esta fobia ve sangre, aunque sea en pequeñas cantidades, entiende que algo va mal en su cuerpo.

Otro factor interesante es que la persona evita los objetos afilados y puntiagudos, como cuchillos y tijeras. El motivo es el riesgo de hemorragia que pueden provocar dichos objetos. Así, se dejan de lado actividades rutinarias, como cocinar y trabajar, para evitar el posible riesgo de accidentes.

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En cualquier caso, no existe ninguna causa específica ni ningún estudio que demuestre el origen de esta fobia.

Síntomas

Quizá el síntoma más recurrente de quienes padecen hemofobia Si has visto la serie mexicana Chaves y recuerdas un episodio concreto, el personaje Kiko se desmaya al ver el estómago de Chaves con una herida hecha por un perro con rabia.

En este caso, el desmayo puede ser un mecanismo de defensa del organismo, como si fuera una llamada de atención para ver la sangre y huir de esa visión.

Sumado a este síntoma, tenemos otros, que no siempre se dan en todas las personas como son:

  • Hipertensión arterial,
  • Taquicardia,
  • Temblores,
  • Cinetosis,
  • Dolores de cabeza,
  • Sudoración excesiva.

Otras causas

Ya hemos mencionado que el origen de la hemofobia puede darse en la infancia, así que vamos a seguir algunos desencadenantes que pueden desarrollar este trastorno

Programas de televisión y películas

Cuando éramos niños, nuestras madres solían mandarnos a la cama temprano y no nos dejaban ver la televisión por la noche. Una de las razones es que, a esa hora, suelen emitir programas más orientados a los adultos. Es decir, las que contienen violencia e imágenes más explícitas.

Las películas de suspense y terror -especialmente las llamadas "slashers"- suelen mostrar muy bien cómo matan y hieren a la gente, por lo que, en consecuencia, la sangre es más visible en estas escenas.

Por supuesto, esta exposición no es absoluta. No todos los niños que vean estos contenidos tendrán miedo a la sangre, pero es importante insistir en la posibilidad de que esto ocurra.

Traumas

Como hemos dicho antes, Los grandes traumas también contribuyen al desarrollo de este trastorno. Por ejemplo, un niño con problemas de coagulación de la sangre. La causa puede ser hereditaria o deberse a enfermedades como el cáncer, la hepatitis o la trombosis.

En este caso, tras el tratamiento y, en casos graves, la intervención quirúrgica, cuando el niño crece puede acabar adquiriendo hemofobia. Además, el niño traslada el problema a la vida adulta, evitando nuevas intervenciones médicas, y puede correr peligro de muerte.

Hipocondría

Una persona con hipocondría también es más propensa a desarrollar fobia a la sangre. Creyendo que le pasa algo, aunque no sienta nada, aparece como síntoma el miedo a ver sangre.

Pequeños síntomas como un dolor de cabeza o de pecho ya son suficientes para que la persona crea que tiene alguna enfermedad. De este modo, la persona imagina que tomar algún tipo de medicamento por su cuenta es bueno para ella.

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En otras palabras, cuando una persona cree que tiene una enfermedad, automedicarse es una válvula de escape, siempre que evite algo extremo como la cirugía, por ejemplo.

Menstruación

Puede parecer irónico, pero es posible que las mujeres tengan esta fobia. La menstruación en sí no es la causa, pero el hecho de hablar del tema ya es un tabú en la sociedad. Cuando este período comienza en la vida de la niña/adolescente, ella puede sentir dificultad en exponer este evento, porque, especialmente los hombres, todavía ven la menstruación como algo repugnante.

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La falta de acompañamiento didáctico de los padres al hablar de la menstruación puede llevar a la hija a reprimirse y evitar el tema. En este caso, este miedo acaba iniciando una bola de nieve, en la que en las siguientes etapas, desde que entra en el colegio, no comparte este tema con sus amigos.

La omisión de la escuela al no hablar de la menstruación contribuye a aumentar el tabú. Las clases de educación sexual son fundamentales para que las alumnas entiendan y comprendan mejor que la menstruación es algo normal y debe tratarse como tal.

Por último, si no se expone esta cuestión, la posibilidad de crear miedo en torno a este acontecimiento es real. Esto genera un sentimiento de inseguridad en la mujer, llevando este miedo a un grado superior, provocando la aparición de la hemofobia.

Tratamientos

En primer lugar, es necesario comprobar si este miedo a la sangre es algo que ocurre repetidamente o si se trata de algo puntual. En el segundo caso, una de las soluciones es enfrentarse al miedo. En otras palabras, exponerse a actividades que tengan cierto riesgo de lesión.

Algunos deportes de contacto, como el fútbol, el baloncesto, el fútbol americano, etc., pueden incluirse en la lista. De este modo, la persona ya será consciente de que el riesgo de ver sangre puede producirse con mayor frecuencia.

Sin embargo, esta recomendación va dirigida a quienes saben que no tienen tantos síntomas al ver sangre. En este caso, basta con enfrentarse a ella para acabar con el miedo. Pero si el caso es más grave, hay que buscar otras técnicas.

Psicoterapia y psicoanálisis

En los casos en que la persona que padece hemofobia necesita realmente un seguimiento, es posible recurrir a tratamientos psicológicos.

En la conversación con el profesional, se llevará al paciente a descubrir el origen de esta fobia. En los casos en los que trastornos como la ansiedad y la depresión están relacionados, opciones como el uso de antidepresivos y ansiolíticos son importantes.

Además, la terapia cognitivo-conductual también es esencial a largo plazo. Otras técnicas como la hipnosis o incluso la EFT (técnica de liberación corporal) son válidas. En el caso de la EFT, se realizan pequeñas presiones en zonas periféricas, utilizadas en acupuntura, que ayudan a liberar sentimientos como la ira y el miedo.

Observaciones finales sobre la hemofobia

Ha seguido con nosotros lo que la hemofobia o miedo a ver sangre Como esta fobia está relacionada sobre todo con la infancia, es necesario hacer un seguimiento en los casos más graves.

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George Alvarez

George Alvarez es un psicoanalista de renombre que ha estado practicando durante más de 20 años y es muy respetado en el campo. Es un orador solicitado y ha realizado numerosos talleres y programas de capacitación sobre psicoanálisis para profesionales de la industria de la salud mental. George también es un escritor consumado y es autor de varios libros sobre psicoanálisis que han recibido elogios de la crítica. George Alvarez se dedica a compartir su conocimiento y experiencia con otros y ha creado un blog popular sobre el Curso de capacitación en línea en psicoanálisis que es ampliamente seguido por profesionales y estudiantes de salud mental en todo el mundo. Su blog ofrece un curso de formación integral que cubre todos los aspectos del psicoanálisis, desde la teoría hasta las aplicaciones prácticas. A George le apasiona ayudar a los demás y está comprometido a marcar una diferencia positiva en las vidas de sus clientes y estudiantes.