Los arquetipos son uno de esos conceptos que han sido banalizados por el sentido común, convirtiéndose en una de esas palabras que han abandonado el campo del psicoanálisis y la psicología analítica, y nuestro objetivo es avanzar, sin la pretensión de ser demasiado enciclopédicos, en esta comprensión.

Comprender los arquetipos

Para la psicología analítica, basada en Carl Jung, en un principio podemos conceptualizarlas como estructuras comunes que son hereditarias e influyen en la forma en que nos vemos a nosotros mismos, al mundo y a los demás, relacionándonos con los símbolos, entre la ascendencia y el presente. Para Jung, la mente posee datos comunes, establecidos de forma previa para todas las personas.

Los arquetipos son impresiones, tipos utilizados en el grafismo antiguo, fruto de personajes arcaicos, que se presentan en forma de leyendas, folclore, cuentos de hadas, motivos mitológicos. . donde aparecen en estado puro y acaban actualizándose en diferentes imágenes arquetípicas, cabe destacar que cuanto más antiguos son mayor es su "fuerza". Reforzando que cuanto más arcaica es, mayor es su potencia, porque aparece cargada de varias otras imágenes, con energías diferentes que llevan entre sí la fuerza de la construcción y la reelaboración.

Cada vez que depositamos imágenes acabamos actualizando esas energías. La imagen de la madre, por ejemplo, se actualiza constantemente, pero esta actualización no es un simple nuevo comienzo, porque esta imagen está cargada de energía psíquica. Esta energía psíquica se va moldeando gracias a las imágenes arquetípicas. Hay experiencias que, de un modo u otro, se superponen, concentrando energías, porque en el arquetipo las energías se acumulan y adquieren formas a partir de un instante determinado, y esta imagen es asimilada y reproducida a través de las experiencias.

Arquetipos y psicología analítica

En psicología analítica, el inconsciente personal es el lugar donde se reprimen los acontecimientos o donde se juzga que no son importantes. Pero el inconsciente colectivo se compone de diversas estructuras psíquicas comunes a todos y que acaban influyendo en el pensamiento y la praxis, siendo el inconsciente colectivo el "lugar" de los arquetipos.

El inconsciente colectivo, para Jung, está formado por arquetipos e instintos y el acceso a él se produce a través de imágenes, que pueden definirse como representaciones y traducen nuestro comportamiento, yendo mucho más allá del tiempo y el espacio.

Funciones arquetípicas

El arquetipo, a grandes rasgos, tiene algunas funciones, y entre otras podemos enumerar.

1. Condicionar, guiar y sostener la psique individual
2. Regular el equilibrio interviniendo en las perturbaciones mediante compensaciones.
3. Se intercambia información con el entorno, lo que proporciona un proceso evolutivo.

Todos los arquetipos son paradójicos y nos hacen ver, en verdad, sólo lo que necesitamos absorber. Los principales arquetipos heredados de la ascendencia y que se repiten constantemente, debido a las experiencias son :

1. Auto
2. Sombra
3. Sabiduría
4. Padre
5. Madre
6. Niño
7. Persona / héroe

Pero son infinitas, porque las experiencias humanas son infinitas.

Arquetipos por arquetipos

El Yo es el principio organizador de la personalidad, unificador. Es el símbolo de la totalidad, el arquetipo central, que indica lo que hay que seguir. Las Sombras representan las experiencias olvidadas, reprimidas o no vividas, permanecen "quietas" y "dormidas" porque no están apoyadas por el Yo ideal.

Las sombras se almacenan en el inconsciente y pueden reconocerse en las proyecciones. Anima / animus son predominantes en la fase adulta, siendo el arquetipo responsable de la identidad profunda, y comienza a elaborarse a partir de las mediaciones que se producen en la adolescencia. Es la contrapartida femenina del hombre o la contrapartida masculina de la mujer.

La sabiduría es la etapa final de la conciencia, en la que se adquiere la capacidad de ponerse en el lugar del otro (alteridad) y analizarlo. El arquetipo de la Madre se concibe como el bien, pero no necesariamente como la perfección. Colocada como símbolo de protección y afecto, es esencialmente alimento.

La segunda imagen de la madre

La primera imagen conocida de la Gran Madre son las Venus de Willendorf, figuras que tienen las manos en los pechos y carecen de rostro. El Padre es el arquetipo ligado al orden, al deber, a la ética y a la prioridad, dirigiendo y dando sentido al individuo, mientras que el Niño es aquello que al nacer existe "sólo" como un pre-yo aún aprisionado en el inconsciente, y cuya liberación se produce a partir del discurso de la palabra "yo".

En el desarrollo humano hay diferencias en la conciencia del yo y en cada etapa hay modificaciones, y estas alteraciones se producen debido a las relaciones con mitos, dioses, símbolos y arquetipos. El Héroe, para alguna Persona, va a las profundidades, se enfrenta a retos aunque no esté seguro del éxito.

El arquetipo se está preparando, evolucionando, construyendo su propia historia por el camino. La Persona es el falso yo, el papel que representamos debido a creencias desviadas y/o pervertidas. Sin la Persona queda la locura, el loco como aquel que es el mismo en todas partes, que es incapaz de hacer una adaptación al lugar, que va a una secta, por ejemplo, en atuendo playero, sin interesarse por lo relacional.

Conclusión

El arquetipo no proporciona la fórmula, sino la estructura, siempre variable porque el ser humano es un ser cultural en su esencia. Estos símbolos universales, aunque no se comprendan en toda su profundidad, debemos tener claro el aspecto de que cuanto más los comprendamos más nos comprenderemos a nosotros mismos. Y comprendernos a nosotros mismos es uno de los pilares de lo humano.

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Este artículo fue escrito por RicardoPianca ( [email protected]), un filósofo y neo-psicoanalista (pretensión), que dijo: "No tengo miedo de ser diferente, tengo miedo de ser el mismo y al final descubrir que estaban equivocados", alguien que no quiere pasar su vida estudiando la gravedad sin tiempo para volar.