Atención flotante es un concepto que procede del psicoanálisis. Se refiere al estado especial de conciencia que necesita el terapeuta para poder escuchar al paciente y detectar lo más significativo de su historia. Algo así como renunciar a las cosas que no son importantes o relevantes en lo que dice y atender sólo a las que sirven para captar la esencia del problema.

Dicho así, parece fácil, pero la atención fluctuante requiere un largo entrenamiento y un nivel de alerta muy peculiar. Y a veces es necesario centrar la concentración en algo distinto al discurso de la otra persona para captar lo verdaderamente sustancial.

Atención flotante para Sigmund Freud

Freud sostiene que la única norma para el psicoanálisis es la regla fundamental de la Libre Asociación como determinante de la producción del analizando, esto marca la pauta de trabajo en la orientación de la clínica psicoanalítica, la libre asociación es por lo tanto el formato adecuado para moverse.

Por otra parte, el analista debe encontrar su propia posición en el vínculo de transferencia, frente a la asociación libre marcada por la secuencia de los discursos del paciente. Este concepto es utilizado por Freud en cuanto a la singularidad de la escucha, lo que hace que su acto de analista, sea la atención flotante.

Atención flotante

La atención flotante implica, por parte del profesional, la desaparición momentánea de sus preconceptos conscientes y de sus defensas inconscientes.

Debe haber una suspensión, lo más completa posible, de todo. Lo que suele llamar la atención: los prejuicios, incluso los supuestos teóricos mejor fundados.

Para Freud, este precepto permitiría al analista descubrir las conexiones inconscientes en el discurso del paciente, que guarda en su memoria un gran número de elementos aparentemente insignificantes cuyas correlaciones se pondrán de manifiesto más adelante.

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La atención flotante plantea graves problemas teóricos y prácticos. Por un lado, sería la única actitud "objetiva", porque se adapta a un objeto esencialmente deformado.

Pero, ¿cómo elimina realmente el analista la influencia de sus prejuicios conscientes y de sus defensas inconscientes sobre su atención? Para ello, Freud aconseja el análisis didáctico. Pero Freud exige más que todo esto, el objetivo sería lograr una verdadera comunicación del consciente con el inconsciente.

Regla de atención flotante

En realidad, la regla de la atención flotante debe entenderse como una regla ideal que, en la práctica, se enfrenta a exigencias difíciles y a veces a dificultades insolubles. Por ejemplo, ¿cómo se realizarían la interpretación y la construcción sin que el analista concediera una importancia privilegiada a un determinado material, lo comparara, lo esquematizara, etc.?

De hecho, los fundamentos del diálogo psicoanalítico se producen de mí a mí. Algunos autores posteriores, siguiendo a Reik, tienden a identificar la atención flotante con una forma de empatía, que se produciría esencialmente a nivel infraverbal.

Para los lacanianos, la clave reside en la similitud que existe entre los mecanismos del inconsciente y los del lenguaje en la escucha psicoanalítica. Se trata de hacer funcionar lo más libremente posible esta similitud estructural entre los fenómenos inconscientes.

Atención flotante

De lo que sustenta el método psicoanalítico destacan siempre la neutralidad del analista, la regla de la abstinencia y la atención flotante. Respecto a esta última, Sigmund Freud explicita:

"No debemos conceder especial importancia a nada de lo que oímos, y lo adecuado es que prestemos la misma atención fluctuante a todo".

Con esto quiere decir que no debemos priorizar nada en particular en el discurso del analizando, independientemente de las inflexiones, los altibajos, la escucha será monótona. Fuera de la consulta dejamos nuestros prejuicios, nuestra fijación en las clasificaciones.

Además, con un cierto picor, abandonamos nuestras defensas y nos dormimos, esperando que la marea haga su efecto. Si por un lado el paciente asocia libremente, por el otro el analista escucha más que libremente.

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Nuestra escucha en atención flotante

Nuestra escucha queda entonces hipnotizada. Y parece que ya no es el analista quien con su encanto hipnótico se adentra en la mente del paciente, sino que es la voz del paciente y su influencia la que hace levitar el oído del analista, que inclina atentamente la cabeza para escuchar.

Pero es la voz la que pide ser escuchada. Y el analista, más que un espejo, es un oído vacío donde el otro precipita su angustia y el aullido de su fantasma... En todo caso, Michel de Montaigne decía que la palabra es mitad de quien la pronuncia y mitad de quien la escucha. La historia de las neurosis es una construcción dialógica, una narración a dos voces, sostenida por la escucha.

El arte de escuchar

Plutarco, filósofo griego, fue uno de los clásicos que más escribió sobre la escucha. En Peri tou akouein, que se publicó como "El arte de escuchar", se refiere al oído como único sentido, pasivo y activo a la vez, que permite acceder al logos y, por tanto, a la palabra del maestro y al autoconocimiento.

Incluso da indicios de una práctica muy cercana a esta atención flotante, en la que propone que el oído se deje penetrar por el logos sin que medie en ello la voluntad. Sin embargo, la escucha descrita por Plutarco está al servicio de la propia virtud y del aprendizaje de la oratoria, y ésta es algo más que la atención al otro.

Significado en el diccionario de atención flotante

En el psicoanálisis y otras formas de psicoterapia psicodinámica, el estado de atención del analista o terapeuta también se suspende durante la sesión terapéutica.

Esta atención no se centra en nada de lo que dice el cliente, pero permite al analista o al terapeuta escuchar todo el material presentado y sintonizar con los afectos y las ideas inconscientes del cliente. También se denomina atención de rastreo uniforme .

Consideraciones finales

Según Sigmund Freud, la atención flotante fue creada para designar la regla técnica según la cual el analista debe escuchar al paciente sin privilegiar ningún elemento de su discurso y, además, permitir que funcione su propia actividad inconsciente. La atención flotante es la contrapartida de la asociación libre propuesta al paciente.

Freud formula esta técnica explícitamente en el sentido de que no debemos conceder especial importancia a nada de lo que oímos, y que debemos prestar la misma atención fluctuante a todo.

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